No es obligatorio ser ciclista para poder sufrir un atrapamiento del nervio pudendo. Así que tienes o conoces de alguien que sufra del denominado dolor pélvico crónico te interesa leer este articulo.
Al síndrome de atrapamiento del nervio pudendo se le conoce como el 'Síndrome del ciclista' porque tiene mucha incidencia en los practicantes de esta disciplina deportiva a nivel profesional, o en aquellas personas que pasan muchas horas sentados en sillín duro, o en una posición que puede provocar el atrapamiento de este nervio. No obstante, se puede dar este problema en personas que no practiquen este deporte, pero sí que sufran un atrapamiento de nervio por otras causas, generalmente traumáticas, como un parto complejo, una caída de culo en la zona del coxis o por cicatrices profundas en la zona perineal.
¿Por qué me duele tanto sentado?
En concreto, el nervio pudendo nace de las raíces sacras y se dirige hacia la pelvis para dar sus tres ramas terminales: el nervio dorsal del pene o del clítoris, el nervio rectal inferior y el nervio perineal.
La postura es un factor determinante para su aparición. El nervio pudendo es un nervio que tiene un grado de movilidad muy reducido debido a su trayecto anatómico. Este hecho explica por qué los pacientes experimentan un aumento del dolor cuando están sentados, ya que en esta posición el nervio pierde movilidad y es comprimido por las estructuras que lo rodean.
Síntomas:
La topografía del dolor es perineal, desde el pene o clítoris hasta el ano, aunque puede tener irradiaciones hacia la vulva o el escroto. A su vez, puede ser unilateral o bilateral. Por otro lado, su aparición puede ser desde súbita y mantenerse constante hasta tener periodos de remisión.
Una quemazón intensa, descargas eléctricas, o sensación de agujas clavadas son algunos de los síntomas que refieren los pacientes que sufren de una neuralgia del nervio pudendo.
Un dolor pélvico crónico de difícil diagnóstico
En algunos pacientes esta patología no sólo se manifiesta como un dolor perineal sino que también puede expresarse con sintomatología a nivel urinario, sexual o digestivo. La compresión del nervio provoca una contractura de la musculatura pélvica que puede inducir estreñimiento, dificultad para orinar o dolor con las relaciones sexuales. También, se halla un aumento de la sensibilidad cutánea, de mucosas o de los órganos vecinos (vejiga, recto, útero).
La fisioterapia te puede ayudar
Así que ya has visto que la sintomatología no es moco de pavo y que este simple atrapamiento puede ser más que un simple dolor.
La Fisioterapia, más en concreto los fisioterapeutas especializados en suelo pélvico, desde la terapia manual tratamos de dar movilidad a todos los tejidos por donde pasa el nervio pudendo para así aliviarlo de tensiones y mejorar su movilidad y devolverle la función.
Así que ya sabes, si sufres o conoces de alguien que sufra de dolor pélvico crónico háblale de la Fisioterapia, ¡quizás te lo agradezca toda la vida!