Periostitis tibial: qué es, cómo se trata, cómo se previene

En la actualidad, la creciente práctica de actividades deportivas de diferentes intensidades, frecuentemente sin la orientación especializada, favorece el incremento de la aparición de lesiones en las extremidades inferiores por sobreuso. Entre estas afecciones, el síndrome de estrés tibial medial, SETM, también conocido como periostitis tibial, constituye una de las causas de visita mas frecuentes a las consultas de fisioterapia. ¿Quieres saber más sobre ella?

 El SETM, comúnmente conocido como shin splints o periostitis tibial, es una lesión frecuente en las proximidades de la unión de los tercios medio y distal de la tibia y una de las causas más comunes de dolor inducido por el ejercicio.
La denominación shin splints se documentó por primera vez en 1948 (Pearson, C., Adams, R. D. & Denny-Brown, D., 1948) y la de síndrome de estrés tibial medial no fué acunada hasta 1982 (Mubarak S. J., Gould, R. N., Lee, Y. F., Schmidt, D. A. & Hargens, A. R., 1982).
Son escasos los trabajos científicos que se refieren a aspectos tan importantes de esta patología como lo son la prevención de su aparición, su epidemiología, su fisiopatología y su tratamiento, en este artículo os queremos acercar lo que se conoce de ella.

¿Qué es la periostitis tibial?

Las personas afectadas con el SETM presentan dolor en las piernas inducido por el ejercicio. El dolor se sitúa a lo largo del borde interno de la tibia, por lo general en el tercio medio o distal. En el 2004, Yates y White definieron el SETM como un dolor a lo largo del borde posteromedial de la tibia con una extensión mínima de cinco centímetros que se produce durante el ejercicio, y sensación de molestia a la palpación local.
Aunque el SETM no suele revestir gravedad, si no se trata adecuadamente puede evolucionar a lesiones mayores e inclusive incapacitantes como la fractura por estrés de la tibia.

¿Cómo se produce?

Durante las últimas décadas ha habido varias teorías al respecto:

  • Hasta hace unos años la inflamación del periostio (capa más externa del hueso) debido a la tracción excesiva se consideró la causa mas probable de esta patologia (Mubarak, S. J., Gould, R. N., Lee, Y. F., Schmidt, D. A. & Hargens, A. R., 1982; Abramowitz, A. J., Schepsis, A., & McArthur, C., 1994; Holder, L. E., & Michael, R. H., 1984; Puranen, J., 1974; Schon, L., Baxter, D. & Clanton, T., 1992).
  • Don E. Detmer (1986) se opuso a esta teoría y propuso la periostalgia (dolor del periostio) como la causa probable del SETM, después de no hallar evidencia de cambios inflamatorios y de haber encontrado tejido adiposo interpuesto entre el periostio y la superficie del hueso.
  • Olof Johnell, Alf Rausing, Bo Wendeberg y Nils Westling (1982) fueron los primeros en proponer la teoría de la reacción de estrés del hueso, después de realizar biopsias de 37 extremidades afectadas por el SETM y encontrar cambios osteometabólicos sin evidencia de cambios inflamatorios. Otros estudios han apoyado esta idea de que el SETM no es un proceso inflamatorio del periostio y en cambio si una reacción de estrés del hueso que se torna dolorosa (Batt, M. E., Ugalde, V., Anderson, M. W. & Shelton, D. K., 1998; Anderson, M. W., Ugalde, V., Batt, M. & Gacayan, J. 1997; Fredericson, M., Bergman, A. G., Hoffman, K. L. & Dillingham, M. S., 1995).

A modo de conclusión podemos decir que las últimas teorías apoyan la idea que cuando una persona comienza un programa de ejercicios, el hueso sufre cambios metabólicos; estos cambios en la tibia comienzan por un aumento de la actividad osteoclástica (aumento de la porosidad ósea) en el borde cóncavo posteromedial comprimido (Anderson, M. W. & Greenspan, A., 1996). Seguidamente se produce nuevo tejido óseo para resistir estas fuerzas de compresión y fortalecer el hueso (Beck, B. R. & Osternig,
L. R., 1994).

Clínica

Inicialmente, los síntomas están presentes con el comienzo de la actividad y desaparecen a medida que avanza el ejercicio, pero más tarde el dolor sigue presente durante la actividad. Si los síntomas empeoran, entonces el dolor se puede sentir incluso después del cese de la actividad. En ocasiones se puede presentar leve inflamación de la tibia.

Factores de riesgo

Dentro de los factores que parecen predisponer a sufrir el SETM se pueden dividir en extrínsecos e intrinsecos.

Extrínsecos:

  • el tipo de actividad deportiva (Kortebein P. M., Kaufman K. R., Basford J. R. & Stuart M. J., 2000)
  • inadecuadas técnicas de entrenamiento (Wilder, R. & Seth, S., 2004)
  • el muy rápido aumento de la intensidad del entrenamiento (Strakowski, J. & Jamil, T., 2006).
  • Aunque las condiciones del terreno (su dureza o irregularidad) y el tipo de calzado utilizado también han sido mencionados como factores de riesgo, no hay estudios científicos que así lo corroboren.

Intrínsecos:

  • pronación anormal de la articulación subastragalina (Yates, B. & White, S., 2004),
  • el sexo femenino (Yates, B. & White, S., 2004; Bennett, J. E., Reinking, M. F., Pluemer, B., Pentel, A., Seaton, M. & Killian, C., 2001; Burne, S. G., Khan, K. M., Boudville, P. B., Mallet, R. J., Newman, P. M., Steinman, L. J. & Thornton, E., 2004)
  • un índice de masa corporal elevado (Plisky, M. S., Rauh, M. J., Heiderscheit, B., Underwood, F. B. & Tank, R. T., 2007)
  • mayores rangos de movimientos de cadera tanto externos como internos (Moen, M. H., Bongers, T., Bakker, E. W., Zimmermann, W. O., Weir, A., Tol, J. L. & Backx, F. J. G., 2012; Burne, S. G., Khan, K. M., Boudville, P. B., Mallet, R. J., Newman, P. M., Steinman, L. J. & Thornton, E., 2004)
  • circunferencia de la pantorrilla disminuida (Burne, S. G., Khan, K. M., Boudville, P. B., Mallet, R. J., Newman, P. M., Steinman, L. J. & Thornton, E., 2004)
  • así como la reducción de la densidad mineral ósea (Magnusson, H. I., Ahlborg, H. G., Karlsson, C., Nyquist, F. & Karlsson, M. K., 2003).
  • La presencia de disimetrías en las extremidades inferiores y la tendencia a dorsiflexión del tobillo con la rodilla a 0° de extensión son otros posibles factores de riesgos del SETM (Bartosik, K. E., Sitler, M., Hillstrom, H. J., Palamarchuk, H., Huxel, K. & Kim, E., 2010).

Tratamiento:

  • Reposo: El reposo está bien documentado en la literatura como parte del tratamiento en la fase aguda del SETM (Kortebein P. M., Kaufman K. R., Basford J. R. & Stuart M. J., 2000; Beck, B. R., 1998; Taube, R., Wadsworth, L., 1993). Sin embargo, el reposo prolongado no es lo ideal. Se puede requerir “reposo relativo” y el cese del entrenamiento habitual por periodos prolongados de tiempo (de dos a seis semanas), según la severidad de sus síntomas.
  • AINES vs crioterapia: Los antiinflamatorios no esteroideos (aines) se utilizan a menudo para proporcionar analgesia y son la primera elección médica de tratamiento pero la crioterapia (aplicación directa de hielo en la zona afectada después del ejercicio) ha demostrado ser altamente analgésica en fase aguda sin tener ningún tipo de efecto adverso.
  • Eliminar el posible factor biomecánico que haya originado la periostitis, ya que si nos centramos en la sintomatología en cuanto vuelvas a correr volverá a aparecer. Por eso, es recomendable realizar exhaustivo estudio de la estática y biomecánica y corregir las posibles alteraciones.
  • Fisioterapia: en la fase aguda y subaguda te ayudará a disminuir el dolor y la inflamación, además la terapia manual y los vendajes funcionales te ayudarán a relajar la musculatura circundante.

Consejos de prevención:

  • Es importante ser consciente del terreno sobre el cual se desarrolla el entrenamiento. Debemos saber que si la superficie es demasiado dura, la tibia absorberá todo el impacto, por lo que se vuelve más vulnerable a lesionarse.
  • La intensidad del entrenamiento debe ser incrementada de manera progresiva, ya que de lo contrario puede ser contraproducente.
  • Tener un calzado adecuado para el deporte que realiza, la superficie sobre la cual se desempeña, que amortigüe el impacto y que cumpla con las necesidades propias de la persona que lo calza.
  • Los masajes nos permiten liberar la tensión de las estructuras que participan durante el desarrollo de la práctica deportiva, por lo que realizar uno después del entrenamiento, puede resultar sumamente beneficioso.
  • Los estiramientos antes y después de la práctica deportiva son de gran importancia para prevenir no solo la periostitis tibial, sino innumerables lesiones músculo-esqueléticas.
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