¡A MI EDAD NO ESTOY PARA EJERCICIO!

Sabemos que el ejercicio físico es importante a todas las edades. Presenta beneficios para la salud y ayuda a los mayores a ser menos dependientes. Sin embargo, todavía hay personas mayores (y no tan mayores) que piensan que al cumplir cierta edad hay que cuidar el cuerpo en el sentido de darle reposo total y no hacer mucho ejercicio, no se vaya a fatigar. Y esto es un GRAN ERROR.

Es un problema cuando la propia persona piensa que “a su edad ya no está para hacer ejercicio” o que “ya ha hecho mucho ejercicio de joven y ahora toca descansar” (estas son frases que me han dicho mis pacientes alguna que otra vez). Sin embargo, los que se animan a llevar una vida más activa, notan los beneficios en poco tiempo.

Pensar que por el mero hecho de cumplir años uno tiene que verse limitado y no ser capaz de levantarse o sentarse sin ayuda, o caminar unos pocos pasos, es un error. En la mayoría de los casos, las grandes limitaciones no vienen por la edad sino por otros muchos factores, entre los cuales el sedentarismo y los hábitos poco saludables tienen un peso importante.

El ejercicio puede ayudar a mejorar la independencia y calidad de vida incluso a personas de edad avanzada y con importantes limitaciones físicas. Cuando se consigue introducir el ejercicio en sus actividades cotidianas, se aprecian mejoras en cuanto a movilidad, fuerza y, lo más importante, en su autonomía y calidad de vida.

Marcarse unos objetivos realistas es la forma de conseguir que el ejercicio, practicado con regularidad y adaptado a las capacidades de la persona, de los frutos en forma de beneficio para la salud.

Beneficios de la práctica deportiva:

Frena la osteoporosis

La pérdida de masa ósea, que se inicia en la tercera década de la vida, se acentúa durante la menopausia, debido a la reducción de estrógenos. Para disminuir esta pérdida caminar también resulta positivo, porque aumenta la masa ósea y reduce el riesgo de fracturas. Los ejercicios de resistencia, como levantar pesas, las máquinas de remo, y estirar bandas elásticas, contribuyen al incremento de masa muscular y favorecen también la salud de los huesos.

Favorece el sistema cardiovascular

Al realizar ejercicio mejora la circulación de la sangre y el retorno venoso, se reduce la tensión arterial, y se incrementan los niveles de colesterol HDL (bueno), al tiempo que se reduce el nivel de colesterol LDL (malo). Todo esto incide en un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como ictus o infarto de miocardio.

Mejora la capacidad pulmonar

Al aumentar la capacidad pulmonar, los órganos del cuerpo reciben mayor oxigenación y sus funciones se optimizan. Practicar ejercicio, junto a una hidratación adecuada, mejora el aspecto de la piel. También facilita la movilidad intestinal y reduce la resistencia a la insulina, lo que supone un mejor control de la diabetes.

Influye positivamente sobre el estado de ánimo

Con la actividad física se liberan endorfinas, hormonas que segrega el cerebro de manera natural, y que producen sensación de bienestar. De este modo, el deporte ejerce una acción protectora contra la depresión, los trastornos de ansiedad, el estrés, la irritabilidad, la disminución de la libido...

Ayuda a conciliar mejor el sueño

El insomnio es otra de las molestias asociadas a la menopausia. El ejercicio incrementa la producción de melatonina, una hormona implicada en la regulación de los patrones de sueño-vigilia. Sin embargo, no es aconsejable practicar deporte poco antes de irse a la cama porque podría dificultar el sueño. Es mejor hacerlo por la mañana o, si esto no es posible, al menos dos o tres horas antes de acostarse.

Mejora la coordinación y la agilidad

Una rutina de ejercicios diaria aumenta la capacidad de coordinación, los reflejos y la agilidad, lo que previene las caídas y mejora el rendimiento físico en todos los ámbitos de la vida. Una vida activa aporta beneficios en cuanto a reducir el número y las consecuencias de las caídas, dar más autonomía, más calidad de vida e incluso se relaciona con mejoras a nivel cognitivo y de relaciones sociales.

Por eso os animamos a empezar a hacer ejercicio, porque nunca es tarde si la dicha es buena.

 

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