¿Te definirías como una persona activa?, o por el contrario ¿eres una persona que no le gusta moverse?. Esta semana vamos a ver como una vida activa es fundamental para tener una buena salud.
Si partimos del concepto de sedentarismo, que es la falta de actividad física de una intensidad superior a la necesaria para la actividad básica diaria, podemos decir que una vida activa es aquella en que la práctica de una actividad que ponga en movimiento las diferentes partes de nuestro cuerpo y active nuestros músculos, sistema circulatorio y esqueleto, y se realice con una continuidad.
Las consecuencias para nuestro organismo de tener una vida sedentaria pueden ser debilitamiento muscular, obesidad, osteoporosis, hipertensión, crisis diabéticas…
Sin embargo si tenemos una vida activa nuestro organismo va a tener muchos beneficios:
El ejercicio físico mejora la eficiencia del corazón, ya que se bombea más sangre y se envía más oxigeno hacia otros órganos del cuerpo, se disminuyen los triglicéridos y el colesterol. Todo esto hace que la posibilidad de desarrollar una cardiopatía sea menor.
La actividad física también influye en el nivel de glucemia, por un lado el ejercicio físico favorece el consumo de glucosa por parte de los músculos y por otro lado es la única medida no farmacológica que reduce la resistencia del músculo a la acción de la insulina. Estas dos cualidades son claves para reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Por otro lado los problemas de obesidad o sobrepeso no se solucionan solo con una dieta controlada, muchos especialistas ponen de manifiesto que la clave está en el proceso de gasto de calorías que se ve aumentado por la actividad física.
A nivel óseo el ejercicio físico tiene también un papel importante ya que influye sobre la masa, la densidad y la textura de nuestros huesos, haciendo que los huesos tengan una capacidad mecánica mayor por lo cual son más resistentes ante fracturas. Mediante el ejercicio también se provoca una mayor presión sobre los huesos que mantienen el proceso de calcificación durante más tiempo, con lo cual se ralentiza la aparición de osteoporosis, aunque no solo con ejercicio vamos a lograr no tener osteoporosis. El sistema muscular y ligamentoso, van a ganar en resistencia y fuerza.
Desde el Centro de Fisioterapia y Osteopatia Casado Nájera, te recomendamos la práctica de deporte al menos tres días a la semana, pero recuerda Roma no se construyó en un día, comienza a realizarlo de forma progresiva, no quieras hacer ahora todo lo que nos has hecho últimamente, y si tienes dudas sobre que deporte te conviene o como practicarlo ponte en contacto con profesionales que puedan asesorarte.