La fibromialgia es desde hace años la epidemia dolorosa del siglo XXI. Muy conocida por unos y desconocida por otros. Desde este artículo queremos darte otra perspectiva de la enfermedad...
No se conocen sus causas ni hay un tratamiento médico/farmacológico que la trate en conjunto, solo se prescribe tratamiento sintomático (para el dolor, para la depresión, para la fatiga...)
En cuanto al origen de la “enfermedad” se han mencionado diversos factores que pueden favorecer su aparición: genéticos, infecciosos, accidentes, traumas psicológicos, enfermedades reumáticas y endocrinas, desequilibrios de neurotransmisión, sistema inmunitario, desórdenes del sueño, respuestas patológicas ante el estrés… No obstante, no se ha identificado claramente ninguna causa directa.
Generalmente son pacientes que rebotan de médico en médico y que consultan por dolor generalizado, hipersensibilidad al dolor y fatiga crónica. Uno de los criterios validados para su diagnóstico es el de la palpación de ciertos puntos estratégicos del cuerpo, si 11 de los 18 puntos descritos resultan dolorosos a la palpación, la paciente (generalmente mujeres de mediana edad) son diagnosticadas de fibromialgia. Pero en este sentido, se ha visto que los pacientes aquejados de fibromialgia tienen más puntos dolorosos que los que se utilizan para el diagnóstico, entonces nos preguntamos ¿debe ser esto tomado como criterio para realizar el diagnóstico?
Dentro del saco de la fibromialgia se han introducido cuadros clínicos de características muy diferentes: dolores tanto dispersos, como localizados; cansancio desde ligero hasta incapacitante; falta de vitalidad y de motivación para trabajar; insomnio; problemas intestinales (estreñimiento, diarrea, cólicos…); sensación opresiva en tórax o vientre; náuseas; bruxismo; dolor menstrual; dolor articular; contracturas musculares; edemas en las extremidades; problemas de coordinación motora; problemas de memoria; problemas de vejiga; mareos; sequedad de mucosas; cambios en la graduación óptica… Además, todos estos síntomas pueden cambiar de intensidad según diversos factores: tiempo atmosférico, fases hormonales, trabajo físico, estrés, depresión…
Hasta ahora nos encontramos ante el problema que hemos comentado al principio, se considera la “enfermedad” desde una forma analítica y fragmentada, no lo hacen desde una perspectiva holística, global.
En 1936, Hans Selye a partir de la experimentación con animales, define por primera vez al estrés como " una respuesta biológica inespecífica, estereotipada y siempre igual, al factor estresante mediante cambios en los sistemas nervioso, endocrino e inmunológi-co.". En este caso, ¿cuál sería el factor estresante? Bueno cada cual tendrá el suyo propio: ámbito de trabajo, familia, falta de tiempo, ser muy autoexigente consigo mismo o con los demás...Cuando decimos que la respuesta ante el factor estresante es siempre igual nos referimos a que el individuo responderá siempre igual al factor estresante, no al conjunto de individuos. Cada individuo tendrá su respuesta propia al factor estresante.
Claude Bernard en 1867, sugirió que los cambios externos en el ambiente pueden perturbar el organismo y que una de las principales características de los seres vivos reside en su poder de mantener la estabilidad de su medio ambiente interno aunque se modifiquen las condiciones del medio externo. A estos procesos fisiológicos por lo que somos capaces de mantener nuestro medio interno estable frente a los cambos del exterior se denomina “homeostasia”.
El problema surge cuando nuestro cuerpo está sometido a un estrés contínuo y nuestro mecanismos de homeostasia se debilitan, nuestro medio ambiente interno empieza a fallar y aparece la sintomatología. Esta sintomatología es tan variada como la que afecta a los pacientes con fibromialgia.
Así que a modo de conclusión, ¿realmente piensas que la fibromialgia es como hasta ahora se piensa, una enfermedad reumática de origen idiopático, o piensas que el estrés o situaciones inconfortables para la persona pueden ser los desencadenantes de sus dolencias?
Nuestra experiencia profesional nos ha demostrado que las personas que se niegan a aceptar el diagnóstico de la”enfermedad” y han tomado la determinación de llevar una vida activa tienen mejor calidad de vida que aquellas que han hecho caso de las recomendaciones “invalidantes” de muchos médicos: “tómate estas pastillas y no te muevas porque tienes fibromialgia”. Estas terminan por ser personas enfermas de verdad que acuden cada dos por tres a nuestra clínica para ser tratadas de sus múltiples dolores. Mientras que los primeros solo vienen cuando tienen problemas puntuales, como cualquier otra persona.