La principal función del intestino es la digestión y absorción de los alimentos que ingerimos, pero tiene otra muy importante sin la cual estaríamos “vendidos”: la función inmunitaria.
El intestino se halla expuesto constantemente a una elevada carga antigénica procedente de la dieta y de bacterias. Por el modo de vida actual, la gran mayoría de personas sufre de disbiosis intestinal o intestino pinchado debido a la forma en que comemos y al estrés que sobrellevamos a diario. Durante la disbiosis intestinal la flora intestinal se ve alterada, los microorganismo simbióticos disminuyen en cantidad y los microorganismos patógenos aumentan en tamaño y cantidad; por lo que el intestino es más permeable a sustancias tóxicas, virus y patógenos (nuestro intestino deja de ser una barrera defensiva y los patógenos entran al torrente sanguíneo y se distribuyen por el cuerpo).
¿Cómo puedes saber si padeces disbiosis intestinal?
La disbiosis intestinal puede darnos una gran cantidad de sintomatología y cada individuo experimentará las suyas.
Así podemos sufrir: picor en ojos o nariz, estreñimiento, articulaciones dolorosas (sin causa), gases, pérdida de memoria, picor anal, infecciones de las mucosas, trastornos de la vista, irritaciones cutáneas, lengua blanca, reacciones alérgicas, intolerancia alimenticia o sustancias químicas, cansancio fuerte o crónico, dificultades para dormir, agujetas o debilidades musculares de tipo repetido, migrañas y nerviosismo....
Recomendaciones
Para mantener el intestino sano se debe realizar actividad física a diario, evitar el sedentarismo y mantener una nutrición óptima –evitando las digestiones pesadas, los gases y los dolores estomacales– mediante una dieta rica en frutas y verduras cocinadas, arroz integral, huevos, pescado, legumbres y carnes blancas cocinadas al vapor, cocidas o la plancha evitando las frituras. Evitar los dulces, el alcohol, el café, los refinados, el pan, la pasta, los lácteos, las carnes procesadas, los embutidos, los refrescos…
Si sufres de algunos de estos síntomas y por más que los tratas reaparecen, planteate que quizás tu intestino esté sufriendo por la dieta o el stress que llevas. Te aconsejamos que acudas a un profesional de la nutrición para solucionar el problema.